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La mateada

¿Querés un mate?

Si

(de * Rudyard Kipling)

SI puedes conservar tu cabeza, cuando a tu rededor
todos la pierden y te cubren de reproches;
Si puedes tener fe en ti mismo, cuando duden de ti
los demás hombres y ser igualmente indulgente para su duda;
Si puedes esperar, y no sentirte cansado con la espera;
Si puedes, siendo blanco de falsedades, no caer en la mentira,
Y si eres odiado, no devolver el odio; sin que te creas,
por eso, ni demasiado bueno, ni demasiado cuerdo;

SI puedes soñar sin que los sueños, imperiosamente te dominen;
Si puedes pensar, sin que los pensamientos sean tu objeto único;
Si puedes encararte con el triunfo y el desastre, y tratar
de la misma manera a esos dos impostores;
Si puedes aguantar que a la verdad por ti expuesta
la veas retorcida por los pícaros,
para convertirla en lazo de los tontos,
O contemplar que las cosas a que diste tu vida se han deshecho,
y agacharte y construirlas de nuevo,
aunque sea con gastados instrumentos!

SI eres capaz de juntar, en un solo haz, todos tus triunfos
y arriesgarlos, a cara o cruz, en una sola vuelta
Y si perdieras, empezar otra vez como cuando empezaste
Y nunca mas exhalar una palabra sobre la perdida sufrida!
Si puedes obligar a tu corazón, a tus fibras y a tus nervios,
a que te obedezcan aun después de haber desfallecido
Y que así se mantengan, hasta que en ti no haya otra cosa
que la voluntad gritando: “persistid, es la orden!!”

SI puedes hablar con multitudes y conservar tu virtud,
o alternar con reyes y no perder tus comunes rasgos;
Si nadie, ni enemigos, ni amantes amigos,
pueden causarte daño;
Si todos los hombres pueden contar contigo,
pero ninguno demasiado;
Si eres capaz de llenar el inexorable minuto,
con el valor de los sesenta segundos de la distancia final;

Tuya será la tierra y cuanto ella contenga
Y -lo que vale más- serás un hombre, ¡hijo mío!

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* Joseph Rudyard Kipling (Bombay, 30 de diciembre de 1865 – Londres, 18 de enero de 1936) fue un escritor y poeta británico nacido en la India. Autor de relatos, cuentos infantiles, novelista y poeta, se le recuerda por sus relatos y poemas sobre los soldados británicos en la India y la defensa del imperialismo occidental, así como por sus cuentos infantiles.

Algunas de sus obras más populares son la colección de relatos The Jungle Book (1894) (El libro de la selva), la novela de espionaje Kim (1901), el relato corto The Man Who Would Be King (1888) (El hombre que pudo ser Rey), publicado originalmente en el volumen The Phantom Rickshaw, o los poemas Gunga Din (1892) e If (1895). Además varias de sus obras han sido llevadas al cine.

Fue iniciado en la masonería a los veinte años, en la logia «Esperanza y Perseverancia Nº 782» de Lahore, Punjab, India.

En su época fue respetado como poeta y se le ofreció el premio nacional de poesía Poet Laureateship en 1895 (poeta laureado) la Order of Merit y el título de Sir de la Order of the British Empire (Caballero de la Orden del Imperio Británico) en tres ocasiones, honores que rechazó. Sin embargo aceptó el Premio Nobel de Literatura de 1907 y fue el ganador del premio Nobel más joven hasta la fecha, y el primer escritor británico en recibir este galardón.

 

 

Volvamos a juntarnos

Se que no hay excusas ni razones pero tuve necesidad de alejarme de ti, por un tiempo, querido blog. Las visitas siguieron y los amigos, no se fueron. Vinieron una y otra vez a buscar mis pensamientos y mis miradas...

No se qué buscan, no entiendo bien qué pretenden encontrar pero inisisten y al final, uno afloja. Voy a volver a escribir. Retomo, en esta segunda parte de mi vida, la que construyo ahora con otra mirada y con otra sensibilidad, este blog donde volqué algunos de mis escritos más privados.

Son muchos los que me leen. Son muchos, bastante, los que entran y salen, los que merodean y los que finalmente me han traido la necesidad de volver a contar, mientras urgo bien adentro, profundo, en una vida que sin ser mala, fue casi olvidada de vivir y que hoy está recuperada.

Qué increíbles los juegos de la mente, el consciente y el inconsciente, la libertad que no se toma ni la que se ejerce, y que está ahí, tan cerca que no se ve. Vamos a encontranos de nuevo, volvamos a juntarnos; yo escribo y vos me leés, me dejás tus opiniones, tus críticas y yo pensaré en ellas, cuando sea el momento de tenerlas en cuenta.

Ja... suena mal, pero es bien intencionado. No te olvido. Ni te dejo colgado del abismo, al contrario, pienso en que estamos juntos, que nos volvimos a encontrar y te comienzo a contar algo simple, pero real.

Había una vez... 

Cuando quieras, te cebo unos mates

La rutina es casi siempre la misma. Poner a calentar el agua, en esa pava grande, fornida, con personalidad (que encima calienta el mango), sobre la hornalla izquierda, la de atrás.

Un par de clic clic de este encendedor extraño que no me canso de mirarlo y a continuación, limpiar el mate que todavía tiene la yerba de la ronda anterior. No me gusta que esté sin yerba, no me gusta cuando lo encuentro limpio; me da la sensación que le han sacado la última historia que supo acompañar, la última compañía que pudo brindar.

La propia bombilla sirve de palita para arrojar la yerba vieja al cesto de basura; una enjuagadita rápida debajo de la canilla, mientras con la misma bombilla despego los restos de yerba vieja que se secaron en el borde y después seco su exterior con servilletas de papel.

El porongo tamaño mano, generoso sin exageraciones, tiene la boca ancha y abierta, el cuello más chico y el fondo grande, como me gusta. Se sostiene en un típico trípode de metal, que lo abraza con fuerza.

La bombilla no es de alpaca, como debiera, porque esa la perdí hace tiempo. La de ahora es simple, plana, del tamaño adecuado para el recipiente. El termo, azul por casualidad, es el mismo que me acompaña desde hace varios años, al igual que el mate y la bombilla: es “el equipo” ideal, como lo llamamos, elegido a gusto del usuario, a mi gusto, a mi capricho.

Pero mi mate no es un mate común. Mi mate estuvo en manos de la gente más importante que compone mi vida. De todos, sin excepciones. El conserva la compañía de esas largas noches solitarias de Internet o de silencios, cuando las teclas son las únicas que componen distintas melodías. Mi mate esperó por mi cuando las lágrimas me invadieron o cuando la risa estalló en mil carcajadas.

Mi mate hasta me jugó varias bromas, como llenarme los ojos de polvillo cuando suspiré desde el alma mientras algún recuerdo asaltaba mi mente y tenía el mate a tiro de la boca, muy cerca.

Mi mate oyó mis peleas, mis reconciliaciones; es el mudo testigo de un amor inmenso y grandioso que alcanzó varios meses de mi vida, es la excusa para la pausa, para la charla, para el silencio.

Mi mate estuvo en sus manos y en su boca, respiró conmigo donde respiran mis sueños, mis cobardías, mis grandezas. Mi mate fue suyo, inmensamente suyo. Sus tiernas manos lo abrigaron y sorbió de él el jugo de la tierra y de la sabia, la esencia misma de la hoja, el líquido caliente que compartimos tantas horas, tantas veces, con tanta entrega.

Mi mate tiene su recuerdo y su tibieza, sus manos seguras y cálidas, su aliento, su mirada, su sonrisa, su confesión, sus palabras, sus enojos, sus apuestas, su indescriptible ternura; mi mate tiene hasta su atrevimiento y su osadía, tiene sus pasos firmes, sus promesas, sus dolores, sus lágrimas, sus desilusiones, su trago amargo.

Siempre igual. El mate lo hago siempre igual. Mientras el agua calienta, limpio el recipiente y pongo yerba nueva, verde, intensa, perfumada, energética. A un costado le hago el mismo pocito que aprendí hace más de 30 años (más años que su vida); pongo un chorrito de agua tibia a veces preparada en un vaso aparte y otras, del agua que se está calentando, antes que la pava comience a chillar (signo inequívoco de que está llegando a su punto exacto). Es cuando siempre, sin pensarlo, la mente viaja y busca recuerdos, a veces cercanos y otros lejanos; es cuando la pausa de la espera nos transporta y bucea en las profundidades comprensibles e incomprensibles.

Un termo sediento, con la boca abierta, espera el agua caliente que está acostumbrado a tener, para después sacar, gota a gota, esa sabia verde que recorrerá nuestras entrañas dejando una sensación de saciedad tan especial.

Esta mañana, mientras hacía el mate que acompaña este escrito, tomé conciencia de ello. El ruido del agua al entrar al recipiente parece que fue distinto, fue intenso, quejoso, quizás solitario.

Hacía ruido de agua cayendo a borbotones, golpeando contra las paredes, entrando de prisa. Me quedé helado. Detuve la acción, miré con detalles todo lo que estaba haciendo y caí en cuenta de esta rutina. Rutina que va en busca del sabor del mate y de los secretos de la tierra que nos regala; que lleva la historia centenaria y la reciente, que sabe tan especial, que siendo amargo proporciona tanto placer y al comenzar a tomarlo, solo, pensativo, en la tibieza de la madera recordé la tibieza de tu piel, tu sonrisa, tu compañía, sentí tan cerca tu tibieza y volví a comprender que a pesar de la distancia, nunca estamos solos, si alguna vez, tan sólo una vez, compartimos este ritual extraño que sólo nosotros podemos entender, esta comunión, este intercambio de sabia, esta tibieza que siento entre mis dedos, que contengo en mis manos, que acerco a mi y tiene olor, sabor, calor.

Cuando ya casi se termina el agua, me detengo a mirarlo. Como siempre, sólo la mitad de la yerba está mojada y todavía hace espumita, cuando lo cebo. Me atrevo a tocarlo y siento que la otra parte, la otra mitad, la que todavía está seca, tibia, en su lugar, acomodada; está con sus propiedades intactas. Está lista para volver a ser disfrutada, está intensa, está fresca, verde como la esperanza, está lista para que le eche agua y pueda volver a sorber de ella.

Mi mate, el que me acompaña desde hace tantos años, está listo para la segunda vuelta, generoso, dispuesto, compañero.

Estos tiempos lo voy a disfrutar solo. Lo tendré entre mis manos, le contaré mis secretos y escuchará mis ilusiones, quizás se salpicará de risas y de lágrimas… pero todo el tiempo, a cada momento, me recordará la tibieza de tus manos, la calidez de tu alma, el sabor de tu vida, la energía de tu esencia, la indescriptible compañía que fuiste cada día, minuto a minuto… y cuando se enfrié lo volveré a calentar y volverás a estar, como siempre, para siempre.

Sabés cuánto me gusta el mate. Cuando lo dispongas, compartimos uno más… como aquel primero, con yerba nueva, con el roce de los dedos que se da cuando uno quiere y pasa o recibe el recipiente, con la mirada clavada en los ojos, con la sonrisa en el alma.

Acá está mi equipo listo, mi preferido. Y el agua, el agua está siempre a punto.  Cuando quieras, te cebo unos mates.

Texto original del Himno Nacional Argentino

 

Oid, mortales el grito sagrado

Libertad, libertad, libertad:

Oid el grito de rotas cadenas:

Ved en trono a la noble igualdad.

Se levanta en la faz de la tierra

Una nueva gloriosa nación

Coronada su cien de laureles,

Y a sus plantas recorrido un León.

 

CORO

 

Sean eternos los laureles,

Que supimos conseguir:

Coronados de gloria vivamos,

O juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros

Marte mismo parece animar:

La grandeza se anida en sus pechos:

A su marcha todos hacen temblar.

Se conmueven del Inca las tumbas,

Y en sus huecos revive el ardor,

Lo que ve renovando a sus hijos

De la Patria del antiguo esplendor.

 

CORO

 

Pero sierras y muros se sienten

Retumbar con horrible fragor:

Todo el país se conturba por gritos

De venganza, de guerra, y furor.

En los fieros tiranos la envidia

Escupió su pestífera hiel.

Su estandarte sangriento levantan

Provocando a la lid más cruel.

 

CORO

 

¿No los veis sobre México, y Quito

arrojarse con saña tenaz?

¿Y qual lloran bañados en sangre

Potosí, Cochabamba, y la Paz?

¿No los veis devorando qual fieras

todo el pueblo, que logran rendir?

 

CORO

 

A vosotros se atreve Argentinos

El orgullo del vil invasor:

Vuestros campos ya pisa contando

Tantas glorias hollar vencedor.

Mas los bravos, que unidos juraron

Su feliz libertad sostener,

A estos tigres sedientos de sangre

Fuertes pechos sabrán oponer

CORO

 

El valiente Argentino a las armas

Corre ardiendo con brío y valor:

El clarín de la guerra, qual trueno

En los campos del Sud resonó.

Buenos Ayres se opone a la frente

De los pueblos de la ínclita unión,

Y con los brazos robustos desgarran

Al ibérico altivo León.

 

CORO

 

San José, San Lorenzo, Suipacha,

Ambas Piedras, Salta y Tucumán,

La Colonia y las mismas murallas

Del tirano en la Banda Oriental,

Son letreros eternos que dicen:

Aquí el brazo argentino triunfó:

Aquí el fiero opresor de la Patria

Su cerviz orgullosa dobló

 

CORO

 

La victoria al guerrero argentino

Con sus alas brillantes cubrió,

Y azorado a su vista el tirano

Con infamia a la fuga se dio;

Sus banderas, sus armas se rinden

por trofeos a la libertad,

Y sobre alas de gloria alza el pueblo

Trono digno a su gran majestad

CORO

 

Desde un polo hasta el otro resuena

De la fama el sonoro clarín,

Y de América el nombre enseñando

Les repite, mortales oíd:

Ya su trono dignísimo abrieron

Las provincias unidas del Sud.

Y los libres del mundo responden

Al gran pueblo argentino salud

 

CORO

Recetita de cocina: pavo al whisky

Imperdible, divertida receta que anda dando vueltas por la red...

Ingredientes: - Un pavo de unos tres kilos - Una botella de whisky - Unas tiras de panceta - Aceite de oliva - Sal y pimienta.

Paso 1: Rellenar el pavo con la panceta, atarlo, salpimentar y echarle un chorrito de aceite de oliva.
Paso 2: Precalentar el horno a 180º durante 10 minutos.
Paso 3: Servirse un vaso de whisky para hacer tiempo.
Paso 4: Meter el pavo al horno.
Paso 5: Servirse otro vaso de whisky y mirar el horno con ojos ligeramente extraviados.
Paso 6: Boner el terbostato a 150 gramos, grabdos y esberar veinte binutos.
Paso 7: Servirse odro vdaso, odros pasos.
Vaso 8: Al cabo drun drato, hornir el abro bara condrolar y echar un chodreto de pavo al güisqui y odro de güiski a uno bismo.
Baso 9: Darle la vuelta al babo y quebarse la bano al cerrar elorno, bierda que queba...

passso 10: Ir la beladera a buscar bielo para da kemabura e ponerle al guisqui, y al pavo.
Passso 11: Indentarr sentarrse en uda silla y sebirrrse unosss chupitosss bientras pasan los binutos.
Parso 12: Retirar el babo del horrrno y recogerrrlo del suelo con un trapo, embujandolo a un blato, bandeja o ssssimilarrr Faso 13: Romberssse lacrisssma al refalar en la grasssa.
Paaasso 14: Indendar levandarse sin soltarrr la bodella y drasvariosss indendosss, decidirr guedar en el sssssuelo
bAssssso 15: Appburar la potella y adrastrarse hasda la gama.
Paso 16: Despertarse a la mañana, tomarse 2 cafes, levantar el pavo, la botella limpiar todo y apagar el horno.

Celular al agua (del inodoro)

Tengo un amigo, periodista el, que vive en España porque ahí nació. Suele decir que la aventura diaria se puede convertir en una buena anécdota para contar. Que hay que saber tomar los hechos cotidianos y convertirlos en historias.

Se me arruinó el celular, porque se me cayó al agua. Pero otra amiga, periodista también y que vive en Buenos Aires (porque ahí nació, pobrecita ella), insistió con que le contara con detalles el accidente donde había perdido el celular…., y nos pusimos a charlar.... Después releí el texto y le limpié los errores de tipeo y quedó esto, por si te interesa.

Yo dice:

Bueno: escena 1:

Yo dice:

Me paro frente al inodoro con el celular enganchado en el pasacinto de mi costado derecho…

Yo dice:

soy derecho para hace pis. Eso quiere decir que uso la derecha para sostener "la cosa"…

Yo dice:

…pero cuando estaba en esos trámites, me molestaba el roce del celular con la mano derecha...

IVANA dice:

Jajajjajajjajaj

Yo dice:

…y como parece que venía para largo, con la torpe izquierda…

Yo dice:

…destrabo el celu y pretendo pasarlo al lado izquierdo…

IVANA dice:

pasando por arriba de "del coso" aunque no se si el tuyo es femenino

Yo dice:

Reanudo la micción (estuve fino, no te quejes) mientras la derecha ocupada sostenía "el coso", está bien...

Yo dice:

…y al mismo tiempo, la izquierda quería demostrar que sola podía enganchar el celu…

Yo dice:

Se me deslizó con fuerza dentro de la taza…

Yo dice:

…el celular, mientras lo terminaba de mear encima y se iba sumergiendo y aún vislumbraba su lucecita debajo de la espumita…

Yo dice:

Escena 2:

Yo dice:

Dejé de mear y entré en pánico.... porque....

Yo dice:

1. Aún tenía resto para descargar…

Yo dice:

2. El celular estaba ahí, y me miraba, como desilusionado…

Yo dice:

3. Se apagaba lentamente su vida y su “display” dejaba de iluminar

IVANA dice:

Jjaajjajajjajajjajajajj

Yo dice:

4. Si estiraba la cadena se iba literalmente a la mierda…

Yo dice:

5. Si metía la mano estaba todo el pis ahí...

IVANA dice:

jajajjajjaAJJAJAJJAJA

Yo dice:

Así que guardé "el coso"

IVANA dice:

….

IVANA dice:

Y????

Yo dice:

…agarré un papel (al santo pedo porque se moja más rápido!!!) y metí la mano…

Yo dice:

…lo saqué, lo sacudí (al celular, claro) y no sabía si dejarlo meadito o enjuagarlo debajo de la canilla…

IVANA dice:

Claro, son casos para la bolsita…

IVANA dice:

Qué encrucijada!!!

Yo dice:

Bueno, solo lo sacudí y lo sequé con papel y salí con cara de "no había papel higiénico", puteando en guaraní, porque el celu ya no encendía…

Yo dice:

Y para sentirme menos mal, hice una maldad....

IVANA dice:

Cómo se putea en guaraní?

IVANA dice:

Qué hiciste?

Yo dice:

Se putea así: “ñaracó-pe-guaré – añá- menbuí”

Yo dice:

¿La maldad? Entré a la redacción, le pasé el celular a una minita que hay acá, que no me la banco mucho y le dije:

Yo dice:

"Se me cagó el celular, parece que no anda..., fijate si le sentís olor raro"…

Yo dice:

Lo agarró, lo olió (casi le pasa le lengua de tonta que es) y me dice:

Yo dice:

"No, ningún olor ¿Por?"

Yo dice:

Viste que las conchetas no dicen "por qué"; ellas dicen "¿Por?"

IVANA dice:

Si…

Yo dice:

"Porque se me cayó al inodoro", le dije, mientras ella lo depositaba con gestos de repulsión y lo dejaba sobre el escritorio, al grito de: "siempre vos el mismo estúpido"…

IVANA dice:

Jajajajajjajajajaj

Yo dice:

Y me sentí mejor…

IVANA dice:

Se habrá querido morir…

IVANA dice:

con tu autorización y tu copryright guardaré este chat para cuando estoy triste

Yo dice:

dale, copialo y mandalo a los amigos..., para la lectura distendida...

IVANA dice:

Si. es genial…

Yo dice:

Pero, con la “RECOMENDACION DE TENER CUIDADO CUANDO LO CUELGAN (AL CELULAR, JE JE JE).

IVANA dice:

Jjajajjajaj

IVANA dice:

puede ser una publicidad de celular de Personal o Movicom

Yo dice:

Jajajajaj

Yo dice:

Decile a Juan, que le encuentra sponsor enseguida, jajajaj…

IVANA dice:

Vendelo, capaz te haces millonario con este gags

IVANA dice:

Dice Juan que si, que se vende…

IVANA dice:

Dice que le hace acordar a 2001 Odisea en el Espacio…

P/D: (Estas son ocurrencias porteñas: yo, en 2001, no recuerdo ni celular, ni inodoros, pero bueno….).